Esta meditación es una invitación a observar qué hay en tu mente que te hace ver la vida desde la escasez, la frustración o la lucha constante. Si sientes que no estás disfrutando, que no hay paz ni felicidad en tu día a día, esta práctica es para ti.
Hazla una sola vez por cada bloqueo que identifiques. No más.
Es un recordatorio de que no necesitas tener todo bajo control, porque hay algo superior (llámalo Divinidad, Universo o como tú lo sientas) que te sostiene y está ahí para ayudarte.
En esta meditación entregas la mirada que hoy te está haciendo daño, para abrirte a una nueva perspectiva que te devuelva la paz.
Esta meditación te recuerda que ya eres abundante y que todo lo esencial ya está en ti.
Es una conexión profunda con ese espacio interno que es expansivo, luminoso y generoso, para irradiarlo hacia todo lo que te rodea.
Porque solo cuando damos, también recibimos. Es exactamente lo mismo.
Puedes hacer esta meditación durante 21 días si sientes carencia en algún área de tu vida y quieres reconectar con la abundancia verdadera.
Esta meditación te ayuda a anclar una forma de pensar que te beneficie, que te acompañe a vivir con más paz, alegría y abundancia.
Tenemos pensamientos todo el día, la mente no se detiene. Y si opera con un programa que no nos ayuda, vivimos atrapados en el sufrimiento.
Pero la buena noticia es que la mente se puede reprogramar, y tú puedes hacerlo a tu favor.
Haz esta meditación siempre que sientas que tus pensamientos te están bloqueando o alejando de tu bienestar.
Si estas meditaciones han resonado contigo, te invito a dar el siguiente paso.
He preparado un taller gratuito que te ayudará a comprender por qué sientes lo que sientes y cómo iniciar un verdadero cambio interior.
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La paz, mi prioridad
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